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Capítulo sesenta y cinco

Juntos, caminaron hacia la sala del trono, tomados de la mano. El Rey y Gregron estaban solos, de pie cerca de una ventana estrecha. Estaban abrazados fuertemente cuando la pareja entró.

—Mira, no soy la única preocupada —dijo ella, dándole un codazo a Damion en el costado, con una risa tintineante...