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Capítulo cuarenta y tres

—Entonces dime qué hacer. Ve. Siéntate. Yo me encargaré de esto.— Ya había sacado el grifo, y ella lo observó bombearlo unas cuantas veces. Ella tomó el relevo. No era tanto difícil, pero tuvo que bombear la cosa cien veces para llenar la bañera hasta la mitad.

—Está bien. No necesito que esté llen...