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Capítulo veintiséis

Sus ojos eran lo más revelador. Se oscurecieron, ya no eran esmeraldas, sino un verde bosque sumido en sombras. Su labio inferior desapareció en su boca por un momento y una mano se llevó distraídamente su cabello hacia atrás.

—Déjame ser honesto —dijo, apartándose del suelo y moviéndose lentamente...