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*CAPÍTULO 25*

Me quité uno de los pelos de gato de la señora Nisbitt que se había pegado al dobladillo de mi falda mientras me apoyaba en el mostrador de servicio. Esto se estaba saliendo de control. Muy, muy fuera de control. Pero no podía permitirme faltar más días al trabajo. Podría necesitar pagar un coche nu...