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Enfermo

Saya sonrió suavemente a su esposo, quien no parecía contento con la información que acababa de recibir.

—Volveré en una semana —dijo Saya, mostrándole un dedo, a lo que él se burló y le agarró la mano. Antes de que pudiera romperle el dedo, ella siseó, haciendo que Yifang quisiera poner los ojos e...