




La noche del aniversario de boda
Andrew entró en la casa con una sonrisa en el rostro, también sosteniendo una caja grande en sus manos. Llevaba puesto el uniforme de repartidor, trabaja como repartidor, limpiador, cualquier trabajo humilde, solo para que él y su familia puedan sobrevivir.
Andrew cerró la puerta detrás de él y dejó el regalo que había comprado para darle a su esposa sobre la mesa primero. Rápidamente fue a su habitación para cambiarse de ropa y ponerse una de las más limpias que tenía, una camisa color mantequilla y pantalones negros.
Va a preparar una noche de velas dentro de su habitación, cerraría sus ojos con las manos de manera romántica y le mostraría la sorpresa. Andrew tomó las velas y comenzó a encenderlas. Abrió la caja que había traído antes y sacó las botellas de champán caro y las copas.
Las colocó en la mesa junto con la comida que había comprado. Compró un nuevo juego de platos y cubiertos, sirvió la comida y preparó la mesa.
Andrew llevó la caja a un lado y la dejó aparte. Hoy es su aniversario de bodas y va a sorprender a su esposa. Tiene una sorpresa aún mayor para ella porque en realidad no es una persona pobre, sino que es un multimillonario.
Su padre lo puso a prueba para vivir en la pobreza y poder controlar los recursos de la empresa cuando la prueba terminara, y la prueba terminó hoy. Cree que su esposa ha pasado por muchas dificultades con él y ha sido un gran apoyo para él, por lo tanto, ahora va a disfrutar con él.
Se sentó después de haber preparado todo, estaba esperando a su esposa. Después de esperar un tiempo, revisó la hora y ya era casi medianoche, lo que lo preocupó.
—¿Por qué no ha regresado aún? —preguntó Andrew retóricamente.
—Es muy tarde —murmuró Andrew preocupado, sacó su teléfono del bolsillo.
Marcó apresuradamente el número de su esposa, pero ella no respondió a ninguna de sus llamadas.
—Eso es raro.
Intentó llamar de nuevo, pero seguía yendo al buzón de voz. Estaba a punto de rendirse cuando un mensaje apareció en su teléfono. Rápidamente revisó el mensaje pensando que era de su esposa, pero desafortunadamente era de uno de sus amigos.
Leyó el mensaje lentamente y sus ojos se abrieron de par en par en shock.
«Sé que esto puede ser impactante, pero vi a tu esposa coqueteando con un chico rico en el bar hace unas horas. Decidí seguirlos y estaban bailando eróticamente en el bar. Sé que no me creerías, por eso hice tantos videos como pude para probar que no estoy mintiendo. Puedes hacer clic en el enlace».
De: Iván.
La mano de Andrew temblaba, estaba en total escepticismo, sus labios se secaron y su rostro se puso pálido, apenas podía leer el mensaje por completo.
Desabrochó los primeros tres botones de su camisa, su esposa nunca le engañaría, no puede ser verdad.
Con dedos temblorosos, Andrew hizo clic en el enlace aunque no quería, lo que vio lo sorprendió aún más. En el video, su esposa besaba a otro hombre, el lugar parecía un bar, y estaban bailando al ritmo de la música de fondo. El hombre le agarró el trasero y comenzaron a caminar hacia una habitación de lujo.
Entraron dejando la puerta abierta y en unos segundos cayeron en la cama y continuaron besándose. En ese preciso momento, el corazón de Andrew se rompió en mil pedazos, y comenzó a escuchar gemidos en su teléfono. Con los ojos llenos de lágrimas, quitó el video.
—Esto no puede estar pasando —dijo Andrew sintiéndose herido, agarrándose un puñado de cabello.
—Jennifer no puede hacerme esto —murmuró Andrew con lágrimas a punto de caer.
—Esto debe ser una trampa, Jennifer nunca haría esto —balbuceó Andrew tratando de consolarse a sí mismo.
Jennifer es una mujer decente, ha estado con él en las buenas y en las malas, apenas se ha quejado cuando no tenía nada, y siempre estuvo a su lado como una compañera de apoyo.
¿O todo eso era una farsa?
Andrew tocó su pecho nerviosamente y se secó las lágrimas que nublaban sus ojos. Su mente se llenó de diferentes suposiciones, debería confiar en su esposa, no en alguien que aparece de la nada con un enlace y un video.
Después de unos minutos, se escuchó un golpe en la puerta. Andrew se levantó y respiró hondo, salió de la habitación y caminó hacia la puerta. La abrió y era su esposa.
—Jennifer —llamó Andrew, pero ella entró y lo empujó a un lado.
Estaba completamente borracha, apestaba a alcohol.
Andrew estaba furioso y herido, pero al verla tan miserable y lamentable, no podía dejarla en ese estado.
Andrew suspiró y fue a sostener a su esposa borracha, pero ella lo empujó tan fuerte que casi cayó al suelo.
—¡Aléjate de mí! —gritó Jennifer, mirándolo ferozmente. El odio y el desprecio estaban escritos en su rostro.
Andrew podía ver marcas visibles en su cuello. Se enderezó y concluyó que estaba borracha y no en su sano juicio.
—Jennifer, déjame ayudarte —suplicó Andrew desesperadamente.
—No te atrevas a acercarte a mí, no quiero a un perdedor y un inútil como tú cerca de mí, ¡me das asco, bastardo! —chilló Jennifer, apenas podía mantenerse en pie.
—Estás borracha, no sabes lo que estás diciendo...
—Sé lo que estoy diciendo, puedo estar borracha pero estoy en mi sano juicio, ¡no eres más que un perdedor total, un pobre, un campesino y un imbécil arruinado! —maldijo Jennifer.
Ella decía cada palabra con intención, sus ojos lo miraban con desdén, y en ese momento él le repugnaba.
Andrew se sintió tan afligido por dentro, su corazón se sentía pesado en su pecho, estaba tan destrozado en ese momento. Una parte de él quería echarla de la casa, pero la otra quería ayudarla.
—¡Eres un perdedor! —gritaba Jennifer señalándolo. Andrew ignoró sus gritos y se acercó a ella, la sostuvo por la cintura y la ayudó a llegar al sofá.
Ella le permitió llevarla cerca del sofá, pero el siguiente empujón lleno de odio que le dio lo hizo caer de espaldas al suelo.
—¡Ah! —gimió Andrew de dolor.