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Capítulo 28: Un regalo

Dolores se incorporó de su almohada. El terror llenaba sus palabras.

—¡No! ¡No puedes! —afirmó Dolores—. No creo que el territorio de tu manada sea seguro en este momento. Ir a una aldea que fue masacrada y nunca reconstruida... ¡Quién sabe qué podría estar acechando allí! Probablemente la ciudad e...