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Momento erótico

La mitad de su cuerpo ahora me cubría. Me quedé quieta como una piedra, sin palabras que decir. No podía apartarme, su agarre sobre mí era tan fuerte. Pronto, sentí sus labios tocar suavemente el centro de mi espalda y besar hacia arriba hasta la curva de mi cuello. Ahí se detuvo y, sorprendentement...