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Duerme conmigo

Me estiré en la cama con un fuerte bostezo y traté de orientarme. —¡Demonios!— estiré el cuello para mirar por la ventana. Después de desayunar, me quedé dormido, pero ahora ya era medianoche. Frotándome los ojos, me dejé caer en la cama. Ahogando otro bostezo, me acomodé de nuevo en la cama.

Con l...