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Te odio

De repente, golpeó la puerta con las manos a cada lado de mi cabeza. Me miró con el mismo desprecio que yo sentía por él en ese momento.

—Lo que sea que estés pensando ahora mismo —empezó, el tono de risa desaparecido. La severidad de su voz hizo que mi respiración se detuviera.

—Dímelo a la cara ...