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LIBRO DOS: Entonces déjalo venir

—¿Cómo demonios pudiste guardar esa información para ti mismo? —Ares rugió, desenvainando su forma de dios de la guerra para alzarse sobre Hades—. ¿Cómo pudiste no decir que sabías dónde estaban encarcelados los titanes?

—¡No sabía en quién podía confiar con esa información! —Hades se quitó lo que ...