Read with BonusRead with Bonus

Haz el amor, no la guerra

No merecía estar en la misma habitación, no merecía respirar el mismo aire que ella. Tántalo lo sabía. Lo sabía hasta la médula de sus huesos, la sangre divina en sus venas, pero eso no le impidió seguirla al infierno cuando ella vino por él. O de tomar cualquier cosa que ella estuviera dispuesta a ...