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CAPÍTULO 68

Asher flexionó los dedos con rabia. No habría deseado nada más que darle otro puñetazo en la cara a Mark, pero el lobo se había alejado de él con la mano protegiéndose el rostro.

—¿Para qué demonios fue eso? —gritó Mark indignado.

—¿Qué crees tú? —respondió Asher con una sonrisa burlona.

—No lo s...