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CAPÍTULO 25

Asher se dejó caer descuidadamente en su silla y una amplia sonrisa se apoderó de su apuesto rostro. Se sentía realmente, realmente bien. La sensación era tan fuerte que podría volar sin alas. Y todo era porque había defendido a su mujer, su compañera, y maldita sea si no había hecho un trabajo incr...