Read with BonusRead with Bonus

39. Dos de tazas

Aún en un lugar, sin moverme en absoluto y un poco insegura de qué hacer. Mis pies estaban en la arena seca con nerviosismo. Los bailarines ya habían comenzado a desfilar, moviéndose al ritmo. No fue hasta que escuché:

—¡Corte! —que volví en mí.

Me limpié el poco sudor que amenazaba con arruinar m...