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Epílogo

EPÍLOGO

—¡Oh, maldita sea!— No pudo evitar gemir mientras miraba la mancha húmeda en la parte inferior de su vestido, frunciendo ligeramente el ceño al saber que era demasiado grande para ocultarla.

—Creo que ya lo hice—. Marcellus le sonrió a través del espejo mientras se inclinaba y rodeaba su c...