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Aprender a caminar

—No es gracioso, Ethan, hay empleados en la casa... incluyéndome a mí. —Mi rostro se sonrojó.

—¡Tú no eres mi empleada! —dijo, atrayéndome de nuevo a sus brazos—. Eres mi novia. Y puedes gemir tan fuerte como quieras, porque me encanta. —Me besó suavemente.

—En realidad, definitivamente soy tu emp...