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Capítulo ochenta y nueve

El nudo en su estómago creció y su pecho se apretó tanto que no podía respirar.

—No querías escuchar —dijo ella entre lágrimas—. No querías escuchar nada de lo que tenía que decir. Ya habías tomado una decisión.

Él tragó saliva y se acercó a ella, preocupado de que se cayera si no la hacía sentars...