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Capítulo sesenta y nueve

—¿Te tocó? —preguntó Dash.

La suavidad mortal de su voz le advirtió que había formulado muy mal esa frase. Giró en su silla para enfrentarlo y se arrepintió de inmediato. Primero, porque la hizo sentir mareada, pero segundo, porque su expresión era aterradora. Parecía que quería matar a alguien y p...