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Capítulo cuarenta y tres

Ella extendió la mano. —Gracias por una noche interesante. La comida fue maravillosa y podrías cobrar entrada por la vista desde tu terraza —dijo.

No dijo nada sobre la compañía y él sintió el impulso de sonreír ante su espíritu a pesar de su enojo.

Él tomó su mano, pero en lugar de estrecharla, l...