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Capítulo cuarenta y uno

Alguien lo había convertido en un jardín, dando la impresión de estar en un cenador encantado, muy por encima de las calles de la ciudad. La vista sobre el muro era espectacular. En el momento en que lo vio, se alegró de haber venido con él, aunque solo fuera por la oportunidad de pasar su última no...