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Capítulo treinta y ocho

Un músculo se tensó en su mandíbula. —Explica —dijo.

Ella estaba más que feliz de hacerlo. —Pasé tres horas siendo el blanco de todas las bromas en la sala. La pobre e inútil Tess, lanzándose al guapísimo Dash Black —imitó con un dolor salvaje—. ¿Viste cómo tuvo que prácticamente arrancarle los bra...