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Capítulo treinta y tres

Sorprendida por el tono agresivo en la voz de su amiga, Tess dijo:

—Sí. Es un socio de negocios de mi padre.

—Para mí, parece más un don de la mafia —respondió David.

—Bueno, no lo es —bromeó ella—, es un magnate, no un usurero.

—¿Hay alguna diferencia? —preguntó David.

No tuvo oportunidad de r...