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CAPÍTULO 41

Amanda, con el corazón roto, fue personalmente a la empresa de su esposo. Subió a su oficina y, al llegar, fue recibida por la asistente de Luiggi, quien abrió la puerta de la oficina entrando con ella y diciendo:

—¿En qué puedo servirle, señora Lombardi?

Amanda tenía una expresión muy seria y sol...