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SER UN GIGOLÓ

Me terminé de poner el traje de koala y me paré frente al espejo para verlo. Me veía ridículo con el atuendo, y sentí la brisa matutina entrando en contacto con la piel de mi pene. Era refrescante y embarazoso al mismo tiempo. Tomé mi teléfono de la cama y bajé las escaleras. Me agarré el pene mient...