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HERMANA GUARRA

—¡Dios santo! Creo que estoy en la habitación equivocada. Debería irme —dijo Xander, forzando una sonrisa. No podía creer lo que veían sus ojos. Salió de la habitación, parpadeando incrédulo. Los labios de Melody se entreabrieron, aún sostenía el pene del hombre con la boca ligeramente abierta. No p...