Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO OCHENTA Y DOS

Tan rápido como pudimos, ambos nos vestimos y salimos corriendo de la habitación, mi corazón palpitando de miedo.

Sabía que él no podía matar a su padre simplemente por intentar hacerme daño, pero necesitábamos una solución más permanente que encerrarlo en una mazmorra de la que acababa de escapar....