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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

—Mia Cara —escuché la voz de Xavier susurrar, sacándome de mi sueño.

Me senté aturdida en el asiento del coche y miré a mi alrededor.

—Estamos en casa —dijo, y miré en su dirección.

Todavía estaba desnudo.

—Eh, lo siento. Estaba tan agotada y tú eras el que estaba luchando —me reí.

—Está bien. S...