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CAPÍTULO VEINTIOCHO

Mi papá se acercó en su silla de ruedas hasta donde yo estaba sentada en la gran cama y tomó mis manos entre las suyas, luego me abrazó haciéndome sentir protegida. Había estado expuesta a estos extraños que no me veían como una persona, sino como una herramienta para sus propios beneficios, así que...