Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO DOSCIENTOS CUARENTA Y OCHO

Las paredes tenían ese tono rojo que me hacía estremecer, igual que la primera vez que estuve aquí.

Era casi el mismo diseño, una mesa y una silla en la pequeña habitación.

Nada más.

Luego caminé un poco más y me senté.

Las cámaras estaban enfocadas en mí mientras tomaba la taza que me habían pr...