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CAPÍTULO DOSCIENTOS CUARENTA Y UNO

—¿Qué haces aquí? —le gruñí mientras salía del coche.

—Todavía soy parte de los aliados Zorvathianos; ¿por qué no me informaron de esta reunión? —preguntó casualmente, como si no me hubiera secuestrado y tratado de obligarme a ser su séptima esposa.

—Oh, lo siento, su Alteza; llamaré al rey Xavier...