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CAPÍTULO DOSCIENTOS TREINTA Y CUATRO

—¿Qué significaba esa tontería? —gruñó Xavier a un Koi que parecía asustado.

Pero su miedo se transformó en una rabia que me resultaba demasiado familiar. Corbin había sido así.

—¡Se suponía que debías quedar postrado en cama para que yo finalmente fuera el Rey! —gritó, haciéndome bufar.

—¿Arruin...