Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO SETENTA Y OCHO

Recibí saludos de mi gente mientras caminaba por la nave, asegurándome de que los escudos que había puesto fueran fuertes en cada habitación.

Noté cómo sus ojos ocultaban su tristeza y decepción.

Tessa puede que me haya perdonado, demostrando su amor infinito por mí, pero la gente que lideraba dep...