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CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y DOS

Xavier se apresuró a ponerse delante de mí en defensa y rápidamente me puse la camisa que me había quitado antes, agradecida por su largo.

En lugar de a mí, él recibió fragmentos de vidrio en su piel y tuvo que empezar a sacarlos mientras las heridas se cerraban. Le saqué los que tenía en los costa...