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CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y CINCO

Lamié la punta como si fuera una paleta, haciendo sonidos de succión mientras dejaba que mi saliva se deslizara por el largo y duro pene en mis manos.

Luego, gradualmente, comencé a introducirlo en mi boca, mientras masajeaba el resto del delicioso miembro en un movimiento en sentido contrario a la...