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CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y TRES

La semana pasó en un abrir y cerrar de ojos, mis días llenos de momentos maravillosos con mis amigos y Xavier tratando de que lo perdonara.

Me giré en la cama y vi un ramo fresco de flores en la mesita de noche.

Rodé los ojos y agarré las rosas con enojo, saliendo apresuradamente de la habitación ...