Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO DIECISIETE

—Perdón, ¿puedes repetirlo? No te escuché claramente— respondí con un tono directo. Lo miraba como si le hubiera crecido una segunda cabeza, o tal vez era yo quien la tenía, porque lo que acababa de decir no tenía ningún sentido.

¿Cuántos estados de estar muerto existían? Sabía que tenían tecnologí...