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CAPÍTULO ONCE

Cuando se levantó, su rostro era diferente, ahora estaba sonriendo. Luego me hizo señas para que me acercara.

—¿Qué estás esperando? ¡Vamos! Está cálida —me hizo señas y, contra mi mejor juicio, me quité los pantalones cortos, quedándome en ropa interior, y caminé lentamente hacia el agua.

Tenía r...