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CAPÍTULO CIENTO CUATRO

Nos llevaron a una de las furgonetas y nos entregaron bolsas.

—Lo siento, no puedo darte tus llaves. Casi destruyes nuestra cámara —dijo Jamal con una sonrisa mientras abría la puerta para que yo subiera. Anna me siguió después.

—¡Chicos! ¡Vamos! —llamó al resto del equipo mientras Katie se subía ...