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CAPÍTULO CIENTO DOS

—¿Me extrañaste? —preguntó mientras frotaba mi labio inferior con su pulgar, su cuerpo desnudo hablando en un lenguaje que solo mi coño podía entender.

Xavier estaba construido a la perfección y su cola estaba envuelta alrededor de mi torso, manteniéndome increíblemente cerca de él en su enorme ofi...