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Parte 40

Después de que terminaron de comer, Allie lo siguió de vuelta a la cama. Solo porque Nate no podía detener su frenética rutina de olfatearla, rozando su mandíbula, la curva de su garganta y debajo de sus orejas, murmurando sobre lo buena omega que era. Esos balbuceos aleatorios también incluían lo d...