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47. ¡Culpa mía!

—Felicidades, estás embarazada.

Allium Ren contuvo la respiración y las lágrimas brotaron de sus ojos. Giró la cabeza hacia un lado, pero no había nadie allí. Oh. Claro. El lobo que había estado a su lado toda su vida había sido arrancado. Más bien, cortado, y fue Allium quien sostuvo las tijeras.

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