Chapter




Chapters
Capítulo-1 El marginado
Capítulo-2 Encontrando pareja
Capítulo 3 Rechazando el destino
Capítulo 4: El alfa
Capítulo 5: Un pícaro misterioso
Capítulo-6 No es un buen destino
Capítulo 7 ¡Vergüenza de primera clase!
Capítulo-8 Mira dentro de mi alma
Capítulo-9 Adelante
Capítulo-10 Déjame entrar
Capítulo-11 ¿Cuál es su problema?
Capítulo-12 El primer beso
Capítulo-13 La verdad
Capítulo 14 La maldición de la sangre
Capítulo 15 ¿La verdad de los asesinatos en masa?
Capítulo-16 Conozca
Capítulo 17 Ir de discotecas y vivir
Capítulo 18 Culpable, placer e intrusos
Capítulo-19 ¿Formar parte de la manada?
Capítulo- 20 Un poco divertido, pero ¿te atraparon?
Capítulo-21 Un amigo como Logan es difícil de encontrar
Capítulo- 22 Estoy loco por ella
Capítulo 23 ¿Confesión o no?
Capítulo 24 El trauma pasado de Valerie
Capítulo 25 ¿El calor?
Capítulo-26 Llévame
Capítulo-27 Apareamiento
Capítulo-28 El impacto de la marca maldita.
Capítulo-29 Memorias
Capítulo-30 Poderes
Capítulo-31: Quieren
Capítulo-32 Mi hermano
Capítulo-33 Bebe mi sangre
Capítulo-34 Cadáveres
Capítulo 35 Angry Ambrose
Capítulo-36 La quiero de vuelta
Capítulo-37 Alguien está aquí
Capítulo-38 Te mereces algo mejor
Capítulo 39 Insultar a un alfa
Capítulo 40 ¿Alpha Ambrose me propuso matrimonio?
Capítulo-41 Propóngame de nuevo
Atenúa mi luz
Baña tu cabello con su sangre
Capítulo-44 Tan enamorados
Capítulo-45 Deseos insaciables
Capítulo 46 Hombre de ojos rojos
Discusión del capítulo 47
Capítulo-48 Bailando bajo la lluvia
Capítulo-49 Aumentar los deseos
Capítulo-50 ¿Importa el parentesco?
Capítulo 51 ¿Ambrose se vengó de mí?
Capítulo-52 Mi apartamento fue allanado
Estimado Consejo
Capítulo 54 Realice una sesión

Zoom out

Zoom in

Read with Bonus
Read with Bonus

Capítulo-12 El primer beso
PUNTO DE VISTA DE VALERIE
—Valerie, Valerie, espera.
—Valeriana, sabes que no puedes huir de mí.
—Si no te detienes ahora, sabes lo que haré.
Suspiré con frustración antes de detenerme cuando noté que la gente empezaba a mirarnos.
—¿Qué? —miré al alfa, y él entrecerró los ojos.
—¿Por qué me ev...