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Capítulo tres: primera parte

Charlie

Dando vueltas en la cama, ruego que mis ojos permanezcan cerrados. Un perezoso medio giro es todo lo que puedo hacer para estirar la inquietud. Sin embargo, a los pocos segundos de encontrarme en mi nueva posición, la sábana se desliza, dejando al descubierto mi cuerpo apenas cubierto. El s...