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56, Arándanos rojos

Ayya miró la mancha. No sentía ningún dolor. Ayya la tocó con los dedos y sintió que el vestido no estaba rasgado ni dañado. Se llevó los dedos a los labios y sonrió.

—Está bien, Tenac, es mermelada de arándano rojo —le dijo. Él seguía mirando la mancha. —Tenac —dijo suavemente, tocando su mano. Él...