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Capítulo 28

El Beta le agarró el cabello con fuerza y la miró a los ojos.

—¡Pequeño demonio, no tienes derecho a cuestionarla! —gruñó y la arrojó al suelo, apenas logrando que ella chillara de dolor.

—¡Escuchen mi orden! —comenzó mi padre, y todos se volvieron hacia él.

—¡Como desobedeció mi mandato, será se...