Read with BonusRead with Bonus

Capítulo ochenta y uno

Le puso una manta encima, luego se sentó al borde de la cama, mirando sus labios pálidos y los círculos amoratados bajo sus ojos. Levantó un mechón frío de su cabello, sin querer despertarla, pero necesitando tocarla, aunque solo fuera una hebra sedosa enrollada en su dedo.

La extrañaba. Y odiaba q...