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Capítulo cincuenta y nueve

Sacudió la cabeza mientras la llevaba al borde de la piscina. La colocó con cuidado de manera que sus piernas se sumergieran en el agua. A la altura perfecta, el agua la acariciaba suavemente, provocando la suave hendidura entre sus piernas. Lo cual, ahora que lo pensaba, era su trabajo.

Se acomodó...