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Capítulo cincuenta y seis

—Me siento como un animal enjaulado en un zoológico —murmuró Emma, levantando una copa de vino blanco hacia sus labios—. Al menos podrían ser más sutiles al mirarnos.

La forma en que la gente los había estado mirando desde el momento en que llegaron la hacía sentir incómoda y, después de tres horas...