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Capítulo treinta y uno

Tom tomó su mano y guió su dedo hacia su boca, luego dejó que su lengua lo acariciara, demorándose y saboreándolo lo suficiente como para mojar sus bragas.

Monica lo miró fijamente, el hombre sabía cómo trabajar un dedo. Y si sabía cómo trabajarla allí... Monica deslizó su dedo fuera de su boca, lu...